La lactancia materna

Para nosotros, decidir que nuestra hija se iba a alimentar con lactancia materna fue algo que no nos costó trabajo elegir. Fue algo natural. Creemos que es lo más beneficioso para ella, lo más bonito para mamá y la imagen más tierna para papá.

El vínculo que se crea, madre e hija, es algo que ya está ahí, ha comido durante el embarazo, y sigue comiendo una vez fuera. Es increíble, como algo tan pequeño como un recién nacido es capaz de ir a buscar el pezón de mamá. El instinto animal que todos llevamos dentro en su caso más primitivo.

Mamá es feliz amamantando a la señorita bebé, y si en algún momento fue pudorosa…eso se quedó antes de las revisiones ginecológicas por las que pasó en el embarazo. Dar el pecho en plena calle es algo simplemente maravilloso. Y quién no lo vea así tiene un problema, básicamente porque es la relación madre-hija más bonita que puede haber.

Más opciones de lactancia

Si optamos por la lactancia materna, es porque creemos firmemente que es la mejor elección (siempre y cuando la mamá tenga esa opción), otra cosa distinta es el hambre que maneje la señorita bebé. La noche que nació se la pasó entera gruñendo sin poder soltarla al nido. Estuvo toda la noche en brazos. Oliendo y buscando a mamá, y cuando papá la cogía, mientras estaba de pie era una balsa de aceite, pero si papá decidía sentarse, la señorita bebé tenía un sensor, justo antes de llegar las posaderas al sofá…lloraba! Eso sí, fue salir a este mundo y ya sabía dónde estaba el pecho de mamá. Pero no se enganchaba. En el hospital nos recomendaron usar pezonera para que se enganchara mejor al pecho y la verdad es que fue mano de santo.

La primera visita de la pediatra para conocer a la señorita bebé fue normal: llegó, vio, palpó, auscultó, y realizó el examen completo, sin decirnos nada. Con un todo bien, salió de la habitación. La segunda visita, la realizó otro pediatra distinto, y fue uno de los profesionales más didácticos con los que hemos hablado. Su forma de tratar al bebé y sus explicaciones y razonamientos fueron como una bocanada de aire fresco. Nada más entrar por la puerta de la habitación, sus primeras palabras fueron: Buenos días, la niña llora porque tiene hambre. Necesita suplemento. Y así fue, desde que nació ha necesitado un poquito más. Puede que estemos equivocados, pero hemos utilizado lactancia mixta, vamos, que se le ha completado con un biberón de leche de formula al día cuando hemos visto que lloraba de hambre. Y es que la lactancia materna exclusiva puede que sea lo ideal, pero en nuestro caso, el complemento nos ha salvado en bastantes ocasiones.

Dieta durante la lactancia

Hay cosas que pensábamos que eran mitos de los mayores, pero no, es verdad, hay comidas que suben el pecho. Si te preguntas qué debe comer una mujer que está amamantando, la respuesta es fácil: Cosas de cuchara. Sopas, potajes, cremas… Está comprobado, si se incluyen estos platos en la dieta durante la lactancia, el pecho sube. Y se nota.

El sacaleches

La lactancia para una mamá trabajadora como es el caso, conlleva una serie de obligaciones, que son autoimpuestas, pero obligaciones al fin y al cabo. En vez de levantarse a las 8 de la mañana, pues hay que levantarse media hora antes y poner el sacaleches a funcionar para tener una reserva de leche materna para la mañana. Esa era la idea inicial, pero con el paso de los días, las semanas y los meses, se convierte en ley, y al final la leche hay que conservarla. Para conservar nosotros utilizamos unas bolsas que hay para ese fin y las congelamos. Más de dos semanas en el congelador no nos ha durado, y es que no da tiempo por las hambres de la señorita bebé.

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