La primera semana del bebé (Harry Potter??)

La primera semana con el bebé en casa, es distinta a todo lo que habías vivido anteriormente. No se parece en nada. Tenías tus hábitos, y estos, desde el momento en el que escuchaste el llanto de tu bebé cambian radicalmente. Luego, «suponemos» que volverán o evolucionarán a otros. Pero los que tenías han cambiado.

Mamá y Papá eran muy de enganchar una serie y pegarse un maratón hasta terminarla. Netflix echaba humo, HBO echaba humo, Amazon Prime, echaba humo. Pero llego la señorita-bebé y se produjo el apagón seriéfilo y cinéfilo. Y no es que no te deje verlas, que no es el caso, es que tu tiempo corre de manera distinta. Antes llegabas de la calle, una duchita, cenar y al sofá. En una hora estabas retrepado con el mando en la mano. Ahora, el espacio-tiempo se ha modificado. Esa hora que tardabas antes, ahora puede convertirse en un par de horas mínimo.

Y eso, si es que llegas de la calle, porque puede ser que no salgas, porque hace frío, hace calor o está lloviendo. Motivos varios, que antes no te quitaban las ganas de salir. Pero ahora hay momentos, que simplemente prefieres estar en casa. Y ese rato de casa…no lo aprovechas enganchando series o películas porque hay otras cosas que hacer: baño de la señorita-bebé, hay mas ropa que tender y planchar, más trastos por medio por recoger, hacer mas comida, y lo haces gustosamente. El cambio evidentemente para nosotros, no es que haya sido a mejor, es que es algo que simplemente no se puede comparar.

El espejismo

Nosotros la primera semana vivimos un espejismo cinéfilo. Para dar contexto a la situación: primera semana de Agosto, Andalucía, ola de calor, aire acondicionado un chorro de horas funcionando (si nosotros tenemos calor, el bebé también, así que aire acondicionado puesto). Por lo que esa semana salimos poco a la calle. La señorita-bebé solo se dedicó esa primera semana en casa a dormir, comer, y dejar en el pañal lo que comía. Papá en un sofá, mamá y la señorita-bebé en el otro mientras comía, y cuando no…en la cuna. Fresquitos en casa, relativamente descansados, con comida como si hubiese un holocausto nuclear y en la gloria en el sofá. Así que pensamos que podíamos ver la saga de Harry Potter. «Son ocho películas, vamos a tardar un mes en verlas, es que tenemos una recién nacida 😊 » En tres días habíamos terminado la saga entera. Un maratón en toda regla y una maravilla siendo tres en vez de dos.

Pero en el momento en el que el calor aflojó, y empezamos a salir a pasear y quedar con el círculo que nos rodea, el tiempo de series y películas sufrió un parón. La baja por paternidad y maternidad se terminó, y en el ritmo diario, lo que nos permitimos antes de doblar el cuello en el sofá, son veinte minutos de tele en el sofá. Y no hablamos de las dos de la madrugada, a las once de la noche, los brazos de morfeo son largos y empiezas a buscar postura en el sofá hasta que te das cuenta de que estás perdiendo el hilo de lo que estás viendo en la tele porque cabeceas como los muñequitos antiguos, estos que se ponían en los salpicaderos de los coches y es mejor irse a la cama. Y es que al final es…Ley de vida y de PadresPrimerizos.

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